martes, 17 de noviembre de 2009

Texto tirado en un bloc de notas.

Cretina se despertó por otra reiterada pesadilla:
Dos árboles antiquísimos con rostros casi tallados a manos, pero con cavidades profundas, se mecían con el viento.
Cuando algún ser vivo pasaba cerca, ellos se los comían tomándolos con sus ramas.
Los dos árboles se miraban con sus ojos sin fondo y se arrojaban sus frutos; mientras se desgarraban, entre gritos, hasta convertirse en escarbadientes.
La insolente Cretina creyó que ese sueño significaba algo más allá de la alucinación que restablece el cerebro.
Cretina creyó estar en la cima y la cima no era más que un concepto.
A Cretina no le gustaban las pirámides, pero de forma contradictoria creía ser el último bloque del sistema.
Cretina pensaba que gastando recursos y absorbiendo todo como un embudo a su paso, llevaría su delirio a la multitud.
Al final, como todos, Cretina se ahogó en su propio concepto, en su política, en sus creencias...
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ahora que lo leo de nuevo digo: ¡Qué porquería! :)

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